En mayo de 2021, Brienne Allan recibió un comentario sexista más en su carrera en una industria dominada por hombres; un sujeto le preguntó de manera condescendiente cómo es que ella había aprendido a hacer cerveza. Harta de esto, aprovechó la oportunidad para preguntar en su cuenta personal de instagram, que en ese entonces tenía alrededor de dos mil seguidores, si alguien más había sufrido alguna experiencia similar.
Nadie en sus más salvajes sueños se imaginaba que este aparentemente pequeño acto de rebeldía llevaría a las consecuencias que, hasta ahora, llegaría. Entre paros de trabajadores, renuncias, despidos, amenazas de demanda y una discusión que parecía estar en el pasado. Y digo hasta ahora porque, por el momento, no se le ve final.
Las denuncias de agresiones sexuales y violencia de género en la industria cervecera no son cosa nueva. Con el auge del movimiento #MeToo, es difícil encontrar un campo que no se haya visto sujeto a al menos un episodio de denuncias y escándalos como resultados de las mismas. No obstante, esta ola iniciada el martes 11 de mayo es sin duda el suceso más grande en su tipo para esta comunidad, y es también una de las primeras veces que sale de la burbuja anglosajona y rebasa fronteras para llegar a Latinoamérica.
Otros eventos y denuncias no solo de sexismo sino de racismo, discriminación y más opresiones en la industria cervecera estadounidense, que han sido igualmente graves, no han llegado a oídos o medios hispanohablantes, al menos no de la manera que deberían.
Sigo viendo, por ejemplo, personas en México que comparten orgullosamente cómo beben una cerveza de Founders, algo impensable en círculos cerveceros de Estados Unidos, al menos que esperes ser criticado por apoyar una empresa racista. Ocurre también en menor medida con otras cervecerías que ya han sido señaladas de conductas éticamente cuestionables, como Trillium (una favorita en la comunidad mexicana de beer lovers).
Brienne, quien es cervecera de Notch Brewing en Massachusetts, sin darse cuenta o planearlo desató un evento que ha provocado respuesta en círculos cerveceros hispanos. Es la primera vez que me toca ver algo así, y lo celebro.
Y es que es difícil ignorar los comunicados que han sido publicados en las redes de varias cervecerías, la mayoría reflexionando sobre el tema, invitando a no quedarse calladxs y brindando su apoyo a Brienne, pero algunas anunciando despidos, renuncias o paros de sus trabajadores que exigen una mejor respuesta ante las demandas por los ambientes tóxicos que se vive en la industria.
Jacob McKean, CEO y fundador de Modern Times, renunció a su puesto luego de recibir acusaciones de facilitar un ambiente hostil para personas de color en la empresa, de la que también despidieron a Derek Freese, quien llevaba 8 años trabajando en la cervecería como “Lord de las fiestas” y fue acusado de tocar la entrepierna de otra persona, sin su consentimiento.
El CEO de Tired Hands, una cervecería con muchísimas denuncias en su contra, también renunció (temporalmente) a su puesto de acuerdo a lo que ha sido reportado en medios como Brewbound.
Casos similares han ocurrido en varias cervecerías de Estados Unidos y otros países, repasar cada uno no solo sería extenso sino desgastante, así que invito a consultar los enlaces que comparto en este post.
Una persona hasta ahora no identificada realizó un pequeño compendio de las cervecerías y personas que han sido acusadas de distintas conductas violentas, sexistas y discriminatorias, esta lista de caso 200 denuncias no se compara a los miles de mensajes que ha recibido Brienne en su cuenta de Instagram.
Las denuncias van desde comentarios de mal gusto hasta intentos de violación, algunas van con nombre, puesto y cervecería del agresor, desatando así una ola de amenazas de demanda y reclamos de personas cercanas a los presuntos agresores.
Una cuenta de GoFundMe ha reunido (hasta el 22 de mayo) cerca de 29 mil dólares para brindar ayuda legal a Brienne, quien enfrenta posiblemente represalias legales por compartir las denuncias que, hasta ahora, dice ella para GBH, no han podido reducirse de los cientos a diario.
Varios medios han cubierto este suceso y son ya algunas las cervecerías que se han pronunciado ante la situación que, hay que aceptarlo, se trata de algo sistémico en la industria.
Allagash, por ejemplo, lanzó un comunicado el pasado 19 de mayo en donde plantea punto por punto de qué manera tomarán acción ante los eventos recientes. Para muchas personas de la comunidad, este es un ejemplo a seguir.
Recomiendo a cervecerías nacionales que lean lo que ocurre, cómo reacciona la comunidad y qué posturas son las que estarán del lado correcto de la historia, porque algo me dice que este movimiento no se quedará en el mundo anglosajón, y tal vez veamos en México y otros países de Latinoamérica denuncias similares más pronto de lo que creemos.
Este post lo escribí rápido en gran parte porque ya he recibido mensajes preguntando qué es lo que está ocurriendo y creo que es un tema que debemos discutir en la comunidad mexicana y latinoamericana cervecera. Una disculpa por los errores de edición que pueda tener.


